Cuando el mundo de la técnica sustrae nuestra esencia humana, cuando nuestros cuerpos se convierten en meras mercancías con las que trabajar, cuando la medicina se convierte en forma de gobierno y la tecnología en su instrumento principal, es hora de escupir unas cuantas verdades.

martes, 1 de noviembre de 2016

Biotecnologías y eugenesia: una perspectiva ética.


Aquí os dejamos el acto que se realizará el martes 15 de noviembre a las 19:30 h. en el Institut d'Estudis Catalans en Barcelona (C/Carme, 47) en el marco del 'festival filosófico' Barcelona Pensa.



'La nueva genómica y otras técnicas biológicas obligan a reflexionar sobre los límites de la biotecnología aplicada a los seres humanos. El año 2001 Jürgen Habermas publicó El futuro de la naturaleza humana. ¿Hacia una eugenesia liberal?, una obra que generó un gran impacto, abriendo debate multidisplinar que todavía continúa. En esta conversación, retomaremos este debate desde su vertiente ética, tomando la eugenesia como un hilo conductor de nuestras reflexiones.'

viernes, 14 de octubre de 2016

Mercadillo psi de Apps. Reseña de la jornada "Nuevas tecnologías aplicadas a la Salud Mental"



El 5 de octubre se realizó la jornada con el título 'Nuevas tecnologías aplicadas a la Salud Mental', en el marco del ciclo de conferencies “Nuevos retos en Salud Mental y Adicciones” que organiza el Instituto de Neuropsiquiatria y Adicciones del Hospital del Mar.

Allí se habló de eHEALTH o 'salud digital', y de la aplicación de estas nuevas tecnologías en su trato con las personas usuarias de la red de salud mental.

Tras la presentación del director del INAD, Víctor Pérez-Solà y el representante del Ayuntamiento, inició su monólogo el psicólogo F. Colom contratado recientemente por esta empresa para promover la investigación en determinadas áreas. Éste se dedicó básicamente a vender la necesidad de extender la mano de los terapeutas hasta abarcar cualquier lugar por remoto que sea. Y claro está que para eso, nada mejor que las nuevas tecnologías. Donde antes se hacía una terapia individual, ya no sólo se puede hacer un grupo terapéutico, sino que además se puede dar una terapia online donde sea y cuando sea... Ese fue el previo para luego poder hacer una alabanza absolutamente desmedida de la necesidad de innovación (claro está, en relación directa con su contrato de trabajo y su posición en la empresa). ¡Innovación porque es progreso!¡innovación porque es ser ético con el paciente!¡innovación para avanzar!¡para financiarnos solos y para abaratar costes y para ganar a la competencia y...! Y es que, antes de nada, ya había certificado la muerte de las psicoterapias.

Le tocó el turno a Jordi Martínez, el director de innovación de la Fundación TicSalut, organismo que pertenece al Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya. Éste trazó las líneas del futuro que viene (ver aquí la presentación).  Entre diapositivas mucho más vistosas que las del resto (es de innovación, !¿qué os pensabais?!), apuntó un futuro centrado en las 4 pes: predicción, prevención, personalización y participación. Medicina 4P le llaman. La cuestión ya no es el contenido, sino los medios. El internet de las cosas, la interconexión de bases de datos, Big Data, Apps a doquier. ¿para qué queremos lugares físicos de visita en un mundo digitalizado? Si además se posibilita la prescripción online mediante aplicativos. Y lo mismo con las prescripciones no farmacológicas. Mucho mejor aplicativos de prescripciones genéricas para diagnósticos, que para personas diagnosticadas. Se prescribe como una receta electrónica y el paciente solo tiene que hacer lo que le digan (recomienden, prescriban o manden, hay diferencias...). Que estás gordo, ¡cuídate, controla tu dieta, haz ejercicio! Que tienes una esquizofrenia, ¡no discutas, no fumes porros, apúntate al gimnasio! Sarcasmo sí, exageración alguna, pero es que lo extremado se acerca hoy día más a lo futuro. Ya lo decía Günther Anders. Siguiendo. Esas aplicaciones tecnológicas a prescribir electrónicamente las evaluaría y acreditaría el propio organismo para asegurar su validez y certificar su eficacia. Y éstas, estarían en un 'escaparate' virtual para ser accesibles al prescriptor de turno. A día de hoy ya se hacen pruebas piloto en atención primaria que implican este tipo de prescripciones. Para acabar, recomendó a los presentes no perder de vista el modelo de negocio que se quiere cuando uno inicia su travesía de emprendedor. Más que nada tener en cuenta un negocio que se sostenga por sí mismo sin necesidad de dinero externo (del erario público o no). Y como muestra de líneas de interés nombró el proyecto 'Momentum', una red europea que aglutina a modo de pupurri interesado a instituciones de la salud, agentes de la telemedicina, gerentes, seguros de salud, pagadores varios, pacientes (debe ser participativa...), entre otros, que se dedican a la extensión de las nuevas tecnologías en medicina. Como bibliografía de cabecera del Departament dejó este dossier que linko para el que tenga interés en su lectura.

Para acabar la primera parte de la jornada escuchamos a Joima Panisello, médico que representaba los intereses privados de la plataforma digital de salud, Medtep. El interés de la empresa que representa es el de extender todo lo que tenga que ver con el registro de datos y la gestión de esa información y de los sistemas de información. Para ello veía imprescindible la integración de todos los datos de los individuos no sólo médicos sino sociales. Y es que como informaban en la página Negre i Verd se está preparando en Catalunya la historia social única, o como decían allí 'un fichero de pobres'. De todas formas, para Panisello y los intereses que representaba en la jornada, esa integración masiva de datos personales permitiría algo deseable para las mentes adictas al control y la seguridad, a saber, la estratificación de cada persona incluida en los archivos y una actuación pertinente y protocololizada en determinadas situaciones. En esa línea existe ya en Catalunya el proyecto PCC i MACA (Pacient Crònic Complex i amb Malaltia Crònica Avançada)  que básicamente estratifica población enferma grave y crónica según algunos factores diversos y decide qué se hace en situaciones concretas, fundamentalmente con el fondo del gasto económico que ocasiona cada actuación. Y como no, también realizó un elogio de las nuevas tecnologías por aportarnos inmediatez en la atención y continuidad las 24 horas del día (cosa que las personas no van a hacer nunca; que limitados son los humanos...). Sin embargo, para que las nuevas tecnologías puedan introducirse de manera fluida en nuestra vidas hay que cambiar la cultura, como planteaba el anterior ponente. O como bosquejaba Panisello hacerlo por medio de los clínicos, garantes de la confianza que da la sabiduría científica. Y es que como certificó: 'el cambio no va de tecnologías, sino de personas'. Ahora queda que los clínicos se lo crean. A buen seguro que muchos lo harán, más bien la cosa radica en que nos les cree más problemas en su trabajo diario que soluciones.

Después de la parte más ideológica y publicitaria le tocó el turno a aquellos que lo llevan a la práctica para beneplácito de sus mecenas. Se vendieron las bondades de Apps del ámbito de salud mental de todo tipo. Resumiendo. Una app para personas diagnosticadas de trastorno bipolar para automonitorizarse el estado de ánimo, energía, horas de sueño, etc, y recibir psicoeducación (SIMPLe Project); otra para tardar menos en hacer una exploración psiquiátrica (PsicoApp); el tratamiento de fobias varias (incluido hablar un público...) con gafas de realidad virtual o aumentada; otra app para móvil que permite registrar experiencias a modo de diario, identificar desencadenantes de conductas problemáticas en personas diagnosticadas de Trastorno límite de personalidad, y que además dispone de posibilidad de geolocalización (planteado como útil por si presenta conductas suicidas o parasuicidas); otra que permite registrar y monitorizar la actividad física, social y el estado fisiológico en personas diagnosticadas de 'esquizofrenia resistente al tratamiento', además de adoctrinarlas y predecir si colaborará en el tratamiento mediante sus actitude; y un aplicativo online de apoyo psicológico en personas con depresión leve o moderada ya comentado aquí anteriormente (ifightdepression). Hubo más, pero poco reseñable.

Aquí acaba la reseña de una jornada que muestra bien a las claras el horizonte sanitario que depara a quien acabe como usuario o como trabajador en la red pública de salud mental. Pública, pero concertada con empresas. Empresas no sólo del ámbito de la gestión de la asistencia, sino también dedicada a vender sus productos tecnológicos. Productos tecnológicos que no se construyen sólo en los laboratorios o en las fábricas, sino en los despachos de los centros de asistencia de la red pública de salud. Aquellas personas que presentaron las Apps son las mismas que atienden a diario. Lo que pasa es que ahora también hay que vender motos (aunque algunos llevan mucho tiempo haciéndolo...). La moda que se lleva son las 'spin-offs' (salpicaduras). Proyectos nacidos como extensión de otro anterior. Empresas nacidas de otras para convertirse en otra empresa por sí misma. Esto es lo que hay en 'nuestra' sanidad catalana. Productividad, autofinanciamiento, competitividad, emprendiduría. ¿Y el paciente? ¡Que arrime el hombro, como todos! Esto es lo que hay en nuestros hospitales. ¿Más ejemplos? Aquí otro. Los hay por doquier. Leed las noticias y veréis.

martes, 27 de septiembre de 2016

Reseña al libro 'Los filósofos contemporáneos y la técnica' (JM Esquirol)


'La técnica, en cuanto facilita a los humanos el metabolismo con la naturaleza, es necesaria. La herramienta ha creado al hombre. Pero cuando se vuelve discurso del poder -tecnología- se convierte en una amenaza para la supervivencia de la especie.'
Miquel Amorós. Filosofia en el tocador.




La reflexión acerca de la técnica y las tecnologías es una constante a través de la Historia. Con su libro 'Los filósofos contemporáneos y la técnica', Josep M. Esquirol nos acerca al pensamiento de varios filósofos del siglo XX que han tematizado y profundizado en algunas cuestiones de la técnica.

Ortega y Gasset, partiendo de la concepción del hombre como un ser ya técnico en base al extrañamiento respecto al mundo que habita, se cuestiona la diferencia entre las necesidades básicas que la técnica ayuda a cubrir y las necesidades superfluas que se orientan al bienestar. Éstas podrían ahorrarnos tanto esfuerzo que dejamos de crear, de ser proyecto, de construir, de imaginar y de desear. Como dice Miquel Amorós en 'Filosofía en el tocador', el ser humano ha delegado en las máquinas hasta la reflexión y ha pasado a ser un autómata. Pero la vida se nos da inherentemente como problema y ese ahorro nos conduce a la deshumanización, a dejar de ser lo que somos en esencia, proyecto, deseo, acción. Interesa decir que al analizar las diferencias entre las técnicas anteriores (técnica del azar y técnica del artesano) y las modernas (técnica de los técnicos), Ortega caracteriza las actuales en base a su análisis y descomposición de la naturaleza, y desde aquí se permite afirmar que existe una desproporción entre la medicina del cuerpo y la del espíritu.

Por su parte, Heidegger señalará que la técnica es un modo del desocultar, del hacer aparecer las cosas. Y la técnica moderna las hace aparecer de una determinada forma, en la forma de la provocación. Para resumir, quiere decir que la técnica moderna emplaza a la Naturaleza a suministrarnos energía que puede ser extraída y almacenada. Es una manera de ver y de relacionarse con la Naturaleza diferente. La técnica moderna concibe la Naturaleza como recursos que se pueden y deben calcular, analizar, extraer y almacenar. Se explotan así los recursos naturales. Entendemos que lo mismo ocurrirá con el cuerpo humano como cosa disponible, analizable, calculable, almacenable. La medicina como técnica moderna que es, se posicionará ante el ser humano de tal forma. Y eso comportará unas consecuencias que forman parte de nuestro quehacer. Sin embargo, el filósofo alemán nos dará algunas pistas para reencontrarnos a nosotros mismos en la relación con el mundo que habitamos. Algo así como la cercanía por medio del lenguaje, del arte, de la serenidad, que nos devuelva a nuestro habitar no mediado por el 'pensar' representativo.

Siguiendo la estela de Heidegger, Jan Patocka concibe a los hombres de la época de la disponibilidad técnica como recursos disponibles que gastar en guerras. Pero allá donde crece el peligro, crece lo que le salva, nos dice. En las guerras el hombre puede transformar la situación, puede emerger el sentido, lo que llama 'sacrificio auténtico' y que asume la propia existencia, la vida en su problematicidad, la vida al descubierto que muestra su carácter fundamentalmente político. Ese hombre espiritual, que nace de la situación de conflicto, puede contribuir a una 'solidaridad entre los conmovidos', a una búsqueda de sentido, que cierre las puertas a la alienación política como absolutización de un sentido impersonal, frío y universal impuesto.

Hannah Arendt, por su parte, señala algunas cuestiones a tener muy en cuenta respecto a la técnica. Por un lado la técnica contribuye a la creación del mundo de objetos duraderos que nos acompaña, y de esta forma contribuye a la constitución de nuestra identidad. Su reverso sería la borrosidad de la identidad en las sociedades de la modernidad tardía por la volatilidad de ese mundo objetual. Y por otro lado, alerta de la omnipotencia de la tecnociencia, que pretende superar nuestra condición de seres condicionados intrínsecamente y en ese movimiento se acerca al totalitarismo, basado en la ficción de que todo es posible. Se perdería de esta forma lo común (el sentido común y el mundo) y se pretendería ganar un universalismo vacío y exento de toda particularidad y espontaneidad, hecho que nos acerca al totalitarismo.
También señala la dimensión liberadora de la acción humana, en tanto crea algo nuevo, y desde ahí la distingue de la violencia que es muda (que no tiene que ver con el discurso) y tiene carácter instrumental. En base a la instrumentalización distinguirá entre poder (no la tiene) y dominio, control o gobierno, que sí la tiene.

Hans Jonas afirma que la técnica actual es más un proceso dinámico que un estado de posesión como era en el pasado. Esto comporta una convicción de progreso indefinido. Jonas alerta especialmente de la irreversibilidad de los efectos de la técnica actual, puesto que ésta ya no se limita a lo inmediato en el tiempo y lo cercano en el espacio, sino que se extiende tanto espacial como temporalmente y ello tendrá implicaciones en el mundo que dejamos. La naturaleza se vuelve vulnerable por primera vez. Como nada es 'remoto' y todo es posible, plantea que la prudencia por nuestro propio poder es lo que debe regir nuestras acciones. Uno de los puntos más interesantes de Jonas es que coloca la ética como fundamento ontológico directo del ser humano, es decir, el deber ya está en el ser, ya estamos afectados, interpelados, por el valor de las cosas. A esto le llama sentimiento de responsabilidad.


Jaques Ellul se centra en la noción de sistema técnico (equiparable a sistema tecnocientífico o tecnociencia) para describir la introducción de la ciencia como medio en el que habita el hombre. Vivimos en una sociedad técnica. Esa tecnificación implica una homogeneización y sobre todo una cierta abstracción que conlleva una pérdida de profundidad al tomarse unos aspectos y no otros de las cosas. La sociedad técnica está hecha de hombres y sistemas técnicos, y entre éstos se producen desajustes y tensiones, que son precisamente los espacios de libertad e imprevisibilidad. Ellul caracteriza los sistemas técnicos por ser una red de interrelaciones dinámicas que se componen de elementos que se combinan más entre ellos que con factores externos, que pueden entrar en relación con otros sistemas técnicos y que tienen estructuras de feed-back. Así, para caracterizar los sistemas técnicos distingue entre los rasgos más propios del fenómenos técnico (autonomía, unidad, universalidad y totalización) y del progreso técnico (autocrecimiento, automatismo, ausencia de finalidad y aceleración).

Autonomía: Él mismo se regula y acaba imponiendo sus propias exigencias. Se convierte la técnica en sacrílega (no adora nada y desencanta todo) y sagrada (sustituyendo toda divinidad que destruye se pone en su lugar). En la política, se traslada como asesoría tecnocrática. La técnica es en sí supresión de límites. Nada es imposible ni prohibido.

Unidad: Sus componentes son iguales en todas partes y ningún problema irresoluble se dará en sus combinaciones e interconexiones.

Universalidad: El sistema tiende a extenderse, a propagarse, a universalizarse en dos planos, en los ámbitos de la vida y geográficamente (globalización) En lo que respecto a ámbitos de la vida se produce una mutación psíquica e ideológica, se produce una nueva subjetividad. 'La técnica lleva con ella para todos maneras de ser, de pensar, de vivir'. La universalidad de los sistemas técnicos conlleva también la universalidad de la organización política, y por tanto, la desaparición de la diferencia entre capitalismo y comunismo o cualquier otra.

Totalización: Tendencia del fenómeno técnico a cerrarse sobre sí mismo después de haber fagocitado todo lo que ha podido. Algo parecido a un sistema metafísico que todo lo incluya y todo lo explique. Toda explicación remitirá al fenómeno técnico.

Autocrecimiento: Todo pasa como si el sistema creciese en virtud de una fuerza interna, intrínseca y sin intervención decisiva del hombre. Los actos humanos se incluyen en ese engranaje. Lo más importante es el crecimiento (I+D). Comporta un progreso sin fin.

Automatismo: Esto tiene dos consecuencias graves: que todo lo posible/factible se hará realidad, se realizará, e implica a su vez un imperativo de adaptación del hombre y la sociedad (asociado a los discursos de 'prepararse para el futuro', 'no perder el tren'...).

Ausencia de finalidad: La técnica no es un medio para nuestros fines, sino que es un fin en sí mismo y se desarrolla sin un sentido aparente. Se desarrolla porque se desarrolla. Tiene una lógica causal. Por tanto, si se quiere intervenir sobre el sistema no se puede hacer a nivel de finalidades o de sentido (de discurso).

Aceleración: Esta característica comporta que el futuro sea cada vez más imprevisible, más difícil de prever. A pesar de la plasticidad de lo humano, conlleva problemas de tipo social, psicológico, político, etc.

Por otro lado, Ellul alude a la integración del humano en la sociedad técnica como un universum. Estamos insertados en el universo técnico y ello implica ni siquiera ser consciente de estarlo. Nuestra mirada está ya mediatizada por ese universo en el que habitamos. Se ha creado el 'hombre visual' para la técnica. Se crean subjetividades nuevas. 'Hombre visual' porque es la vista la que es del orden de la realidad, la imprescindible para aprender el mundo. Sería la palabra la que podría dar sentido a lo que vemos. Como esta se pierde, topamos con el absurdo y el sinsentido. La perfecta integración en el sistema técnico sería la de un hombre adaptado al funcionamiento, fascinado por la creciente facilidad de la vida y divertido y evadido en el reino de las imágenes.
Ellul también se refiere expresamente a la propaganda ideológica sobre la técnica (bluff). Distingue técnica y tecnología, en tanto la segunda se refiere al discurso sobre la técnica.
Por último, cuando habla del feed-back del sistema técnico, alude a la ciencia como feed-back positivo, puesto que no hay ciencia sin desarrollo tecnológico. Se da una circularidad entre ambas. Como feed-back negativo señala a la economía por la financiación que supone. En toda esta regulación, el hombre no pinta nada, sino que es sujeto pasivo, un simple intermediario.
Es interesante la afirmación de Ellul acerca del papel de la tecnificación del lenguaje como agresión a la capacidad simbólica del hombre, que por otro lado, no deja de ser una forma de situarse, de orientarse y de manejar el mundo. El sistema técnico termina convirtiéndose en un sistema simbólico en sí mismo, prescindiendo de la capacidad simbólica del hombre. La información se torna operativa y funcional, cada vez más lejos de lo simbólico y reflexivo. La formación de los niños está dominada por la información, y no por la cultura.
Ellul plantea salida a este universo no sumándose a lo evidente, manteniendo las negativas a las exigencias, manteniendo la libertad de decir no. La resistencia también lo es a la fascinación del bluff. Resistirse ante una sociedad técnica que homogeneiza todo, es conformar lo totalmente Otro, lo no integrable, lo trascendente. Eso es resistir la dominación.

Jürgen Habermas, partiendo de la distinción en sentido aristotélico entre praxis (referida a la política y ética y que trata con sujetos) y poiesis (referida a la técnica aplicada y que trata con objetos), distingue entre dos tipos de acción humana con una racionalidad distinta: la orientada a fines y la orientada al entendimiento vía comunicación. Tal diferencia sería equiparable a la distinción técnica y práctica o trabajo e interacción. No obstante, la distinción no es tan limpia y coloca a la acción estratégica como intermedia entre ambas. Por otro lado, Habermas conceptualiza a la técnica como ideología, en el sentido de falsa conciencia de la realidad o más bien de realidad ideológica, generada por la falsa conciencia. La filosofía será la herramienta de crítica de la ideología, y por tanto de las nuevas categorías ideológicas, la ciencia y la técnica. La racionalidad científico-tecnológica se rige por una lógica distinta de la lógica de los problemas prácticos, y su aplicación forzada a éstos provoca decisionismo e irracionalidad. Bajo la racionalidad científico-tecnológica la razón ha dejado de ser emancipadora (ideal de la Ilustración), para tener una función de progreso y control social. Del saber científico no se esperan recomendaciones respecto a cuestiones prácticas, sino que sólo se obtienen instrucciones respecto a 'procesos objetivos u objetivados'. Habermas plantea la recuperación de la racionalidad práctica y de la acción para retomar el ideal emancipador de la Ilustración. Para él, esa desviación se debe originalmente a la ruptura entre praxis y teoría. Se pierde la conexión del saber con la vida. Para retomarlo, el elemento central será el lenguaje. Y es que, como afirma Marcuse, vivimos una racionalidad que ya es dominio, una sociedad totalitaria de base racional, que a través del lenguaje experto tecnicista ha colonizado y erosionado el lenguaje cotidiano y el interés práctico adyacente a él. La propia racionalidad hace una función ideológica (esto es, la dialéctica de la ilustración). La ciencia y la técnica como ideología hacen que la distinción entre trabajo (acción instrumental) e interacción (acción comunicativa) pasen a un segundo plano o se borren incluso de nuestra conciencia. Eso comporta que en lugar de un espacio para poder tratar cuestiones prácticas relacionadas con lo que queremos hacer con nuestras vidas haya sólo cuestiones técnicas, relativas a cómo hacer que las cosas funcionen mejor (cuestiones que obviamente corresponden a expertos técnicos).
Por otro lado, Habermas cuestiona la intervención técnica sobre la naturaleza humana. El paso del homo faber al homo fabricatus tiene unas implicaciones, en primer lugar, en relación a la propia forma de comprenderse con uno mismo. Contemplar la descendencia como una dotación genética moldeable para diseñar según su parecer, afecta a los fundamentos somáticos de la auto-relación espontanea y de libertad ética de otra persona. Esto sólo ocurría con las cosas, no con las personas. Desde este punto, afirma que se borra cada vez más la diferencia entre eugenesia positiva (perfeccionadora) y la negativa (terapéutica). Emerge un modelo de eugenesia liberal que, en virtud de los intereses mercantiles implicados, desplaza las decisiones eugenésicas a la elección individual de los padres, como si fueran clientes. Esto tiene implicaciones psicológicas, legales y morales. Saber que uno ha sido programado restringe la configuración autónoma de la vida y afecta a la simetría entre personas libres e iguales. Para poder ser individuos libres autónomos se debe mantener una cierta medida de contingencia o naturalidad que permita la imprevisibilidad. Algo que Arendt sitúa en la categoría de nacimiento, el recién nacido provoca algo nuevo en el mundo, es un quién imprevisible. De otra forma se difumina la diferencia entre lo hecho y lo crecido, entre educación y eugenesia. No permite al individuo situarse revisoriamente, a posteriori, ante lo que se le ha impuesto. Limita la libertad ética. Por tanto, defiende la idea de persona nacida, no hecha, como condición de libertad e igualdad comunicativa.


Por su parte, Peter Sloterdijk, nos plantea un panorama post-humanista, en el sentido que el método de las letras y la ilustración para el amansamiento y domesticación de los humanos ha finalizado. Será mediante las antropotécnicas que se podrán criar a los humanos en esta nueva era. La biotecnología será una de las más importantes. Sloterdijk plantea un código para esas técnicas de crianza mediante las cuales nos produciremos a nosotros mismos. La planificación de las características del ser humano, del nacimiento y la selección prenatal se tornan decisiones explícitas. Valora de forma positiva el hecho de que ahora seamos hombres auto-hacedores y afirma que es posible que hallamos encontrado nuestra esencia en ello (hiperhumanismo). Para él, los nuevos lenguajes técnicos y la información rompen con los dualismos filosóficos que han marcado la historia del pensamiento (sujeto-objeto, individuo-sociedad, materia-espíritu, naturaleza-culturalibertad-mecaniscismo) y de esta forma encontraríamos mejor la propiedad de lo que somos. Asimismo, distingue entre alotécnica (técnica contranatural y artificiosa que asume dualismos pretéritos) y homeotécnica (que se refiere a la confluencia no separada de tecnologías inteligentes con estructuras d ella naturaleza; presupuesto de que todo es finalmente lo mismo).

Finalmente, el propio Esquirol, observa que la técnica tiene que ver con procesos de abstracción. Si ésta se absolutiza, se pierde la concreción y la conciencia de finitud del ser, y finalmente se ignora, pasando a predominar lo abstracto (estadísticas, lo sistémico...). Desde esta posición podemos entender que la banalidad del mal de que hablaba Arendt se produce por procesos de abstracción. La pantallización del mundo, la informatización del lenguaje, el lenguaje tecnificado, comportan la pérdida de la experiencia, de aquello que nos liga en lo concreto al mundo que habitamos. La tecnociencia lo reduce todo a operatividad, y así se pierde reflexión y profundidad. Ante esto, Esquirol reflexiona sobre la experiencia de pensar. Y observa dos movimientos: uno de extensión (la ciencia y la técnica tienen aquí su papel central) y otro de tensión (refiriéndose a la profundidad, y que se pierde con la abstracción mediada por la técnica). Esa tensión del pensar es la que asume la propia finitud, la memoria, la parcialidad, los límites, y no permite la absolutización. A este empobrecimiento del pensar que media la tecnociencia se le ha llamado de otras maneras: cosificación, dominio de la representación, petrificación. Para acabar, Esquirol alude al tacto como forma de salvar la experiencia del pensar en el lenguaje. Ese tacto del que carece la técnica. No se trata de la explicación del mundo, sino de los medios que permiten el acceso a uno mismo y a los demás. Será desde el lenguaje ordinario desde donde podremos acceder al pensamiento sobre la técnica, puesto que el lenguaje técnico no nos lo va a permitir.



Por nuestra parte, creemos importante que la crítica de la ideología tecnocientífica y de la realidad que configura y se nos impone se focalice en la contraposición entre tacto y técnica. Algo que en lo que toca este blog, la medicina moderna, se hace más patente que nunca. La formación es continuamente técnica, quedando relegados a la nulidad los aspectos del tacto humano, tan importantes en el ejercicio médico. Como ha señalado Giovanni Stanghellini en su artículo 'The portrait of the psychiatrist as a globally minded citizen', es fundamental que los médicos y psiquiatras estén adecuadamente formados en Humanidades. Y no de forma meramente técnica e instrumental sino de forma vivida. Aludiendo al Bildung de Gadamer, este psiquiatra ha apelado al uso clínico del tacto para sintonizar con el otro con el que se dialoga en el marco de la entrevista clínica y de forma que permita un dejar-ser al otro.

Pero, más allá de la consulta, y desplazándonos a un nivel social y político, al espacio común y colectivo, nos interesa escuchar a Miquel Amorós, que desde una perspectiva autónoma y crítica con el Progreso reflexiona sobre la historia de la formación razón técnica y las nefastas consecuencias que ésta tiene sobre el ser humano y el mundo que habitamos y conformamos. Y como hijos del Romanticismo que somos, además de la Ilustración y los ideales rotos que conllevaba, nos incita al reencantamiento por medio de la pasión, la emoción y el deseo en pos de un programa, ahora sí, desurbanizador, anti-industrial, antipolítico y antiprogresista.


Las palabras están dichas, quedan las acciones.








jueves, 2 de junio de 2016

Materiales del Colectivo Etcétera para la reflexión y el debate

El pasado 27 de mayo tuvo lugar la mesa informativa y de debate sobre 'Los nuevos mecanismos de control social' en el marco de la XII Mostra del Llibre Anarquista de Barcelona.

Se informó y se debatió acerca de los medios tecnológicos existentes a día de hoy para burlar, siquiera sea de forma parcial (es imposible asegurarse completamente del anonimato), los mecanismos de seguridad de agencias y Estados. Por otro lado, se conversó sobre el valor de los datos en la sociedad que vivimos (Big Data) y sobre su procedencia y formas de adquisición y almacenamiento, así como rendimientos económicos y políticos posibles. Finalmente, a propósito de la intervención de lxs compañerxs del Coléctivo Etcétera, se debatió sobre la cuestión de la supuesta neutralidad de la técnica, sobre el carácter ambivalente de ésta (en relación al entrelazamiento entre aspectos positivos y negativos, imposibles de disociar, y que origina posiciones polarizadas entre tecnófilos y tecnófobos, y que pueden acabar en posiciones moralizantes poco prácticas a nivel político), sobre su papel en un nuevo tipo de exclusión social (la tecnológica, que comporta un nuevo tipo de inadaptado) y sobre su relación con el desarrollo del capitalismo y su esencial papel en la transformación del mundo en mundo-fábrica completamente (auto)regulado y lucrativo para unos cuantos.

Dejo un par de textos editados por lxs compañerxs del Colectivo Etcétera sobre lo allí debatido.

Pincha la imagen para ver el número 55 de Etcetera.



Pincha la imagen para ver 'Reflexiones sobre el progreso técnico'  de Jaques Ellul.



miércoles, 25 de mayo de 2016

Mesa informativa y debate: 'Los nuevos mecanismos tecnológicos del control social''

El próximo viernes 27 de mayo, en el marco de la XII Mostra del Llibre Anarquista de Barcelona, tendrá lugar una mesa informativa y de debate con intervención de miembros de Oca Negra, el colectivo Negre i Verd y el colectivo Etcétera.

El evento se realizará en ELI La Clandestina, a las 18:30 h.

'Las nuevas tecnologías están omnpresentes en la vida cotidiana de las sociedades occidentales. Su uso se extiende exponencialmente y en paises como el nuestro, por ejemplo, el número de smartphones supera con creces el de habitantes. Las compañías de servicios de comunicación recopilan información detallada de nuestra actividad que, aislada y fragmentada, es aparentemente inocua pero en conjunto dibuja un perfil muy detallado de nuestra persona. Esto es lo que conocemos con el concepto de Big Data. Las compañías tratan la información que entregamos inconscientemente para su uso comercial pero ésta se encuentra también a disposición de los gobiernos que así perfeccionan los mecanismos de control social.'


miércoles, 4 de mayo de 2016

Un mapa para acceder al cerebro




Durante el 2013 se ha iniciado el "Human Brain Projec"', un proyecto de investigación con el objetivo último, para los próximos 8 años, de llegar a crear una simulación informática del completo funcionamiento del cerebro humano. Un proyecto mastodóntico hecho posible únicamente por la financiación de un billón de euros destinada por la Comisión Europea en el marco de su programa “Tecnologías Futuras y Emergentes” (FET- Future and Emerging Technologies).



Las tecnociencias como inversión

Este programa representa una especie de “New Deal” del nuevo milenio: estimular más las convergencias científicas en ámbitos futuros, y por tanto arriesgados económicamente, para sacar fundamentalmente nuevas y lucrativas aplicaciones tecnológicas en el campo social (léase control sobre la sociedad) y económico. Los proyectos a concurso para obtener esta enorme financiación fueron seis, cada cual más inquietante que el anterior. Como denominador común todos tenían eso de la convergencia tecnocientífica para desarrollar nuevas tecnologías "revolucionarias" para la distopía que estamos viviendo. Como ejemplo, uno de los proyectos a concurso se pone como objetivo el reconstruir virtualmente todos los procesos biológicos del cuerpo humano, para crear un modelo de paciente standard universal, personalizable modificando simplemente las características anatómicas, fisiológicas y genéticas (1). Por otro lado, otro proyecto delirante de los del concurso, trata de recoger el mayor número de datos posible sobre el estado del planeta tierra, para desarrollar un simulador capaz de predecir las evoluciones sociales, “medir y mitigar las crisis, identificar oportunidades en áreas específicas” y proveer un apoyo en la toma de decisiones en el ámbito político, económico y social (2). Entre todos estos proyectos, han despuntado dos. Una investigación nanotech sobre el grafeno y, justamente, el proyecto estrella de la neurociencia: recrear un cerebro virtual biológicamente preciso.


Proyectos decididamente ambiciosos pero sobretodo costosos, y el hecho de que una institución como la Comisión Europea decida poner en juego millones de euros subraya por lo menos dos puntos importantes acerca de estas investigaciones. El primero es la confirmación, una más, de cómo la investigación científica, mucho antes de servir al “progreso de la humanidad”, sirve al poder. De hecho un proyecto prácticamente idéntico existe tanto en China como en EEUU. El correspondiente estadounidense se llama BRAIN Iniciative (donde la sigla Brain significa Research through Advancing Innovative Nanotechnologies) y está financiado también por la DARPA, la agencia de investigación para las tecnologías militares. Con respecto a que los dos proyectos están separados, se han prometido ayuda recíproca, y si bien el proyecto europeo tenía la apariencia de una finalidad exclusivamente “civil”, está claro que en la actual sociedad esta distinción es un completo pretexto. En la sociedad actual, donde la guerra es sólo uno entre muchos instrumentos a disposición de la economía para ampliar los mercados, una ventaja en la carrera hacia el desarrollo Hi-Tech tiene su peso en el tablero del ajedrez mundial , incluso cuando no es un desarrollo militar. En segundo lugar es evidente, pero ni mucho menos una novedad, la relación de simbiosis economía e investigación científica. Tras el programa FET de la Comisión Europea queda claro que el objetivo de poner en juego una cantidad de dinero semejante no es sólo para garantizar a Europa una superioridad tecnológica en el campo de las neurociencias, sino también para dar un acelerón a la transformación en aplicaciones tecnológicas capitalizables de todo aquello que la investigación sobre bío y nanotecnologías ha desvelado a los investigadores como conocimientos “teóricos”. Se entiende entonces porqué dentro del proyecto está previsto un nivel para una fundación privada (en Suiza, donde tiene sede el proyecto) encargada de explotar las oportunidades comerciales que emergen del HBP.

El cerebro fuera de la cabeza

La mente detrás de este proyecto se llama Henry Markram, profesor y director del laboratorio de microcircuitos neurales en el Politécnico Federal (EPFL) de Lausana y fundador del Brain Mind Institute. En el 2005 EPFL adquiere a precio reducido el super ordenador “made in IBM” Blue Gene/L y lo pone a disposición de Markram para poder dar inicio a una investigación que desde hacía tiempo les rondaba en la cabeza, el Blue Brain Project, o en otras palabras la reconstrucción artificial de la columna cortical de un ratón, para poder mapear después cualquier tipo de neurona y sus conexiones dentro de la columna. Pero el verdadero sueño de Markram es otro, el de reconstruir pieza a pieza  dentro de un ordenador, nada más y nada menos que el cerebro humano. Lanzarle al superordenador de nueva generación (siempre desarrollado e instalado por IBM, y a su vez inspirado en el funcionamiento de nuestro cerebro) la enorme cantidad de informaciones generadas por las neurociencias, para llegar a una máquina que reproduzca el cerebro humano a todos los niveles, de las neuronas individuales a las funciones cognitivas principales. Un trabajo de titán y que consiste en la recogida de una enorme cantidad de datos procedentes de hospitales y universidades. Después éstos serán compilados y amontonados en el interior del superordenador BlueGene/Q Lemanicus, la nueva joyita que Markram ha visto poner a su disposición. Es así que el Proyecto Blue Brain de esta forma da un paso adelante  y se hace, en el 2012, el Proyecto Cerebro Humano, presentándose a candidato y venciendo la financiación FET.

En este punto el Human Brain Project se convierte en un proyecto coordinado por el Politécnico Federal de Lausana y que implica 112 institutos de investigación y universidades, por la mayor parte de Europa, pero también en Canadá, China, Argentina y EEUU, por un total de 24 naciones implicadas. Su sede principal, en un primer momento situada en Lausana, cerca del campus Neuropolis con las financiaciones del Cantón de Vaud y de la firma de relojes Rolex, en un año se mueve a Ginebra, dentro de un establecimiento en desuso de la farmacéutica Merck Serono y adquirido por los emprendedores Ernesto Bertarelli y Hansjoerg Wyss, el antes CEO de Serono  y el segundo  fundador de Synthes y del Centro Wyss para la Bío- y la Neuro-Ingegnería. Los dos sueñan con crear aquí un “silicon valley” en lo que respecta a las biotecnologías, atrayendo industrias y starts-up entorno al campus que hospedará a la firma HBP.

En esta carrera hacia el cerebro, donde Europa y EEUU se juegan la primacía en las neurociencias, Italia no ha querido faltar a la cita, y entre los archivos de los institutos implicados en este súperproyecto destacan varias “excelencias” del “bello país”.

Primero de todo, ya que más que de un cerebro entendido humanamente, aquí se habla de superordenadores, participa el Cineca, el consorcio de Casalecchio de Reno (con sede también en Milán y Roma) que reagrupa cerca de 70 universidades de todos los países ofreciendo sus súpercalculadoras a la comunidad científica en el ámbito de la simulación numérica y la visualización científica. El LENS (el Laboratorio Europeo para la Espectroscopia No-linear) de Sesto Fiorentino, junto a la universidad de Florencia se ocuparán de desarrollar un tomógrafo óptico capaz de reconstruir la red del cerebro entera en un nivel muy detallado. La universidad de Pavía, en colaboración con el IRCCS Mondino, tratarán de desarrollar un primer modelo realista del cerebelo que irá integrado en el modelo de cerebro que saldrá del Human Brain Project. Y también el Laboratorio de Neurociencias Computacionales de Palermo, el Instituto de Ciencias y Tecnologías Cognitivas de Roma, el Politécnico de Torino y el Sant’Anna de Pisa.


La Gran Ciencia

El proyecto Human Brain tiene en sí mismo todas las características de la definida como “Big Science”: un proyecto que trata de recoger y elaborar una infinidad de datos que requiere un staff enorme, grandes laboratorios y máquinas caras y que se hace posible sólo por ingentes financiaciones. Condiciones éstas que cualquier científico esperaría para su propio ámbito de investigación, pero que se hace realidad sólo en el momento en que el sistema entreve una prioridad (o urgencia) en el desarrollar un cierto sector económico. El nacimiento de la “Big Science” está habitualmente asociado con el proyecto Manhattan, es decir el proyecto estadounidense para el desarrollo de la bomba nuclear en los años 40. Desde ese momento se inició una mutación en lo que era la relación entre ciencia y sociedad, donde el gobierno se convierte en el jefe y patrón de la ciencia generando un cambio en el carácter mismo de la institución científica. Si antes de ese momento los científicos debían saberse hacer a sí mimos para llevar a cabo sus investigaciones, de las que pocos descubrimientos encontrarían después una aplicación, desde este momento en adelante las investigaciones vendrán siempre encargadas por gobiernos, instituciones y, más recientemente, por las multinacionales convertidas en parte de la oligarquía. No más “artesanos de la ciencia”, sino empleados, científicos reclutados. O sea, una especie de proceso de industrialización de la ciencia.


Obviamente no es necesario decir que en un primer momento, poco después de la guerra, los sectores que más desarrollo encontraron por el emerger de esta nueva “Gran Ciencia” fueron la astronomía y la física, ambos sectores estratégicos por lo que era la situación histórica en relación a la guerra fría. Sin embargo, en los últimos decenios los sectores que están hallando más impulso en este tipo de investigación son las ciencias naturales, y en particular las ciencias de la vida. Si en un primer momento, del nacimiento de esta “Big Science”, la necesidad fue desarrollar la cohetería y las telecomunicaciones por satélite, en línea con la prioridad de los tiempos, hoy la necesidad a la que la ciencia debe responder, es la supervivencia del sistema mismo. La ingenierización del viviente, para afrontar las repercusiones sobre el ser humano y sobre el resto de la naturaleza que los cambios inducidos por la sociedad industrial han provocado, además de la investigación de nuevos "recursos" para tirar adelante la máquina industrial, para alimentar el sistema.


Y si el Proyecto Genoma Humano fue un esfuerzo “a lo grande” para identificar y mapear todos los genes del genoma humano (tanto desde el punto de vista físico como de sus funciones), en una era en que la manipulación genética ya no es presentada como posibilidad sino como necesidad, el Proyecto Cerebro Humano se propone llegar a entender el funcionamiento de la que puede ser vista como la sede de todo lo que se define como pensamientos, emociones o recuerdos de lo vivido.


Si bien en la base de esta investigación hay la cantinela típica de la "investigación de base" y de la "importante contribución a la investigación médica" (ya convertida en una especie de rito mágico), dadas las premisas de la sociedad en que vivimos y que se concreta sobre el control, la manipulación y la explotación, se puede intuir bien cómo el "acceso al conocimiento del funcionamiento del cerebro" es sólo un eufemismo para entender la posibilidad de abrir más la manipulación de este órgano. Y si es verdad que las enfermedades neurodegenerativas tocan ya a un segmento importante de la población y van en constante aumento, la respuesta de que la única solución real es tratar de adaptarnos (al son de los fármacos, terapias genéticas, regeneraciones de tejidos) a un ambiente que la sociedad industrial ha vuelto ya nocivo, es de lo más engañoso y perverso. El desarrollo de nuevas tecnologías que podrían resultar de esta investigación está en el centro de esta financiación millonaria. Y la seguridad de que estas tecnologías tendrán sólo usos civiles no es nada asegurado, imaginando cómo una mayor capacidad de desciframiento del cerebro humano puede jugar un rol “revolucionario” en la sociedad de la coerción que las bío y nanotecnologías están permitiendo aplicar, como ya se ha explicado en otros sitios.

Como siempre al final queda la cuestión de siempre en suspenso: ¿qué hacer de estas noticias? ¿y qué podemos hacer contra esto? Estamos hablando de una investigación científica más entre miles de mierdas que se tiran adelante en los laboratorios de medio mundo. Personalmente creo que tener un ojo puesto sobre el caudal de noticias publicadas sobre “descubrimientos milagrosos”, “invenciones excepcionales” y “nuevas investigaciones de las mil y un promesas” no es nada más que las informaciones que contienen, útiles para averiguar quién, dónde y cómo se lleva a cabo en "nuestra" ciudad el progreso tecnocientífico. Sobre lo que se puede hacer en su contra, también discutiendo con otrxs compañerxs sale a flote la sensación de que a fuerza de hablar de lo que “están haciendo” en los laboratorios, de nuevos desarrollos, etc, se corre el riesgo de alienarse en la inmovilidad al tenerse que comparar con cosas percibidas como lejanas e inaccesibles, dentro de una universidad o lugares de investigación periféricos, en el guión de un desarrollo casi incomprensible, para nada lineal y absolutamente molecularizado. En su lugar, ante nosotros la realidad ya nos abofetea con todo cuanto, en la normalidad de lo cotidiano, permite el funcionamiento de la megamáquina: infraestructuras del transporte, de las comunicaciones, del aprovisionamiento energético, las primeras tentativas que surgen de “ciudad inteligente”, con las redes informáticas que permiten su administración. Mirar adelante, a lo que el sistema tecnocientífico está preparando y en las direcciones en que nos quieren arrastrar es importante. Sin embargo la realidad para atacar en las luchas es la actual, la que ya experimentamos.

Billy

Notas:
1 ITFoM, acronimo de “Information Technology Future of Medicine”, http://www.flagera.eu/?q=itfom
2 FutureICT Knowledge Accelerator and Crisis-Relief System, www.futurict.eu/



Extraída y traducida de: L’Urlo della Terra, número 3, Septiembre 2015

martes, 8 de marzo de 2016

Acerca de los Grupos de Ayuda Mutua promovidos por la Generalitat de Catalunya

Durante el año 2015 la Generalitat de Catalunya, a través de su consejería de salud, impulsó un proyecto con el nombre de 'Activa't'. Este proyecto como informa la nota de prensa del gobierno catalán trata de convertir a los familiares de personas con trastornos mentales en 'agentes activos' en el proceso de atención y recuperación de la enfermedad. Se trataría de 'poner a disposición un circuito estructurado que permita el acceso a la información, formación y fomento del empoderamiento, así como el apoyo continuado con acciones coordinadas entre los recursos ya existentes de las diferentes redes que intervienen en la atención a la personas'. Un objetivo muy loable, pero sobre el que queremos reflexionar algunos aspectos que consideramos problemáticos.


En primer lugar, se trata de un proyecto que lanzan las instituciones políticas en un momento en el que los recortes sanitarios se han afianzado en nuestro sistema de salud. Desde 2008 hasta el 2015 se ha invertido mucho menos en materia de salud y eso se ha hecho notar en los recursos disponibles, tanto en lo que se refiere a camas hospitalarias o unidades de atención, como de ratio de profesionales por habitantes. Por tanto, podemos observar de fondo un criterio economicista como es el de máxima atención especializada por mínima inversión. La cosa sería que se da formación en grupo a individuos diagnosticados y familiares de éstos y ellos se las componen hasta cierto punto.

En este sentido, no es de extrañar quiénes son los colaboradores de tal proyecto. Por un lado, obviamente, la Federación Salut Mental de Catalunya, que buscan ampliar todo lo que se refiere a recursos de atención a sujetos diagnosticados cuánto sea posible. La cuestión que queremos plantear es a qué precio. Y por el otro, algo más sospechoso, algunas empresas de distintos sectores (desde financieras como La Caixa hasta tecnológicas y de management como Roca-Salvatella y La Magnética, pasando por las farmacéuticas como Otsuka, Janssen o Lundbeck, sin olvidar algunos clásicos de la alimentación como Coca-Cola o Nestlé). No olvidamos, claro, que el ámbito que permite la aplicación de dicho proyecto parte de la implicación activa de todas las instituciones políticas que lo imponen de diversas formas y en diversos grados a sus trabajadores.

Otras cuestión es el uso de un lenguaje proveniente de la crítica social de izquierdas y anarquista para adaptarlo al uso institucional en materia de salud mental, cosa que es de un cinismo impecable. Palabras como empoderamiento, tan de moda hoy día, ayuda mutua que recuerdan a aquello del apoyo mutuo del anarquismo, o autonomía, bañan cualquier texto que se refiera al proyecto en cuestión. Sin embargo, hay que retener que se trata de un proyecto que parte de las instituciones políticas en base al asesoramiento de determinados psiquiatras y psicólogos bien posicionados en la estructura sanitaria catalana. Eso es así, que no vendan lo que no es. Si las acciones enmarcadas en este proyecto tienen algún beneficio que no pase por el del marketing de un aparente horizontalismo y una autogestión engañosa. Y es que el hecho de esa dependencia institucional hace que todo el contenido del proyecto rezume un tufo característico. El olorcillo a lo incuestionable del diagnóstico psiquiátrico, de la cerrazón de oportunidades existenciales mediadas por ese mismo diagnóstico, de la merma de la validez de lo que dice el diagnosticado en los distintos ámbitos de la vida (sea familiar, laboral, académica o relacional, por decir algunos), de la necesidad de mediación por expertos frente a los avatares de la vida, etc. Es probable que el proyecto ayude en cuestiones concretas de información y manejo a determinadas personas, pero no se debe asumir como lo que se pretende en un futuro. Un programa psicoeducativo para personas diagnosticadas y familiares de éstos que diga lo que es y no es verdad, lo que se debe y no debe, lo que está bien y lo que no, a dispensar a nivel discrecional independientemente del individuo en cuestión y sus circunstancias individuales.

Así pues, y desde una perspectiva política, pensamos que un proyecto de este tipo comporta la colonización del espacio social de individuos diagnosticados psiquiátricamente por el discurso psi hegemónico que es muy cuestionable y muy poco científico (no quiere decir que no sea válido o útil en algunos aspectos) como se ha puesto de manifiesto no pocas veces en distintos ámbitos, incluido el psiquiátrico/psicológico. Ese espacio social no sólo está compuesto de personas diagnosticadas. Ese espacio social es el mismo para las personas (aún) no diagnosticadas. Ese espacio social compartido es el que asimismo se ve colonizado por un discurso que será el de todos, el común, el que nos proporciona un fondo de provisión de sentido para todos. Un discurso que conlleva la formación de unos valores determinados, de una moral concreta, y que finalmente acostumbra a cristalizar en una legislación establecida que a su vez crea las distinciones de lo legal/ilegal, implicando en buena medida la de bueno/malo, legítimo/ilegítimo.

Estas propuestas, que no olvidamos que ofrecen una repuesta parcial a las necesidades y deseos de parte de las personas con sufrimiento psíquico y sus allegados, nacen en el seno de una sociedad marcada por la biopolítica. Un control poco visible o disimulado de los discursos, realizado a distancia y mediante el control de la formación y la información. Una información que asume la molecularización del yo, la somatización de la ética, la predicción y posterior prevención de sucesos por venir basada en probabilidades. Y todo finalmente para generar un (bio)valor económico que aprovecha la industria bibomédica en sus distintas variantes (farmacéuticas, biotecnológicas, genotecnológicas...).

Como es sabido por los trabajos del último Foucault, el poder ya no es únicamente aquel poder disciplinario institucional. El nuevo poder desarrollado en las últimas décadas es un poder que se difunde mediante redes, de forma descentralizada, y mediante microtecnologías. Lo hemos visto en otros ámbito como el de prevención de la criminalidad. El 'policía de proximidad' sería un buen ejemplo de ello, siempre gentil, atento y dispuesto a ayudar, pero policía al fin y al cabo, con sus funciones intactas. Esa figura se ha ido implantando por todo el territorio con la voluntad de ejercer un control preventivo de conductas ilegales mediante la relación habitual con partes de la población (comerciantes, representantes vecinales, etc) y la rápida accesibilidad a los 'agentes de seguridad', que las más de las veces actúan como mediadores, sin olvidar su faceta represiva nunca, aunque minimizada al máximo. La sujeción se hace de esta forma menos visible, por habitual y amable.

No queremos dejar de mancionar el papel de los propios actores, las personas diagnosticadas, sus allegados y los profesionales del ámbito sanitario. Hay que decir claramente que oponerse a un proyecto de este tipo ya implica posicionarse como malo en el sentido de que se trata de un proyecto promocionado como algo que se hace frente a no hacer nada, algo que se hace contando con las personas implicadas y algo que se hace para mejorar la vida de esas personas. Lo opuesto obviamente es muy malo. Pero no se trata de una oposición sino de una reflexión necesaria. Si no se aclara previamente las instancias de dónde parte el proyecto, los financiadores de éste, el modo de implementarlo (por ejemplo tratando de obligar a los profesionales a trabajar el fin de semana para facilitar la accesibilidad), el contexto socioeconómico y político en el que nace, se llevan a cabo acciones que pueden derivar en los mismos problemas que trataba de solventar. El concepto de 'némesis médica' de Ivan Illich podría sernos de utilidad. Hay que saber también que la psicoeducación se ha valorado negativamente muchas veces en relación con el pronóstico de las personas diagnosticadas. Los motivos no son claros pero puede tener relación con la estigmatización por etiquetaje y la adaptación forzada a una forma de vida o la disminución del empoderamiento por individualización y somatización de cuestiones sociales y colectivas, entre otras posibilidades.

En definitiva, pensamos que se trata de un proyecto que busca paliar la pérdida de recursos en la red de salud mental por la crisis económica y la gestión política de la misma, supliéndola con la formación dirigida a los familiares y a las personas diagnosticadas de forma general y masiva, nada individualizada. Una 'nueva' forma de poder, el 'pastoral', por seguir con Foucault, que utiliza el discurso, la comunicación/información, la identificación, etc, para enmascarar la autoridad. No en vano, Nikolas Rose, aplicándo esto a la medicina moderna afirma que 'estos nuevos pastores del soma profesan los principios éticos del consentimiento informado, la autonomía, la acción voluntaria, la elección y la no directividad' y que 'esas microtecnologías transforman las subjetividades de quienes deben dar o rehusar su consentimiento, por medio de técnicas discursivas que enseñan nuevos modos de traducirse y traducir las propias acciones en pensamiento y lenguaje, nuevos modos de volverse y volver las propias acciones susceptibles de juicio'. Es decir, se desdibuja el límite entre coerción y consentimiento, y se proveen los medios que constituyen el primer paso en la carrera moral de la identidad deteriorada. Ofrecer cursos para convertirse en dinamizadores de grupo de personas con enfermedad mental es un ejemplo de lo que estamos diciendo. Se fomenta la enfermedad (con todas las precauciones imprescindibles cuanto a diagnóstico en las disciplinas psi) como identidad y se llega a promover el hacer 'carrera profesional' de ello.. Se fomenta la enfermedad como identidad y hacer de ella carrera 'profesional'.

jueves, 18 de febrero de 2016

Retazos sobre Biopoder (I)

El libro del sociólogo británico Nikolas Rose , 'Políticas de la vida. Biomedicina, poder y subjetividad en el siglo XXI', se impone como un libro fundamental en el conocimiento de la biomedicina moderna y las consecuencias que ésta tiene y puede llegar a tener en distintos ámbitos. Rose reflexionará, con abundantes referencias de nuestra actualidad, acerca del poder, la economía, la ética o la política en su relación con la vida, la vitalidad humana. Dejo un primer extracto del capítulo 'Política y vida' para ir haciendo boca.







Hacia comienzos del siglo XXI, el valor del complejo biotecnológico biomédico -empresas de biotecnología (dedicadas a desarrollos tan variados como células madre terapéuticas o pruebas de paternidad mediante ADN), empresas farmacéuticas, fabricantes de máquinas, equipos, reactivos y mucho más- era inmenso. Algunos críticos gozaban sugiriendo que se trataba de una economía “burbuja”, que ya se encontraba a punto de explotar (Ho, Meyer y Cummins, 2003). Pero los proveedores de información sobre el mercado que informan sobre la situación en 2005 (a quienes pueden afrontar el costo de sus informes) no opinan lo mismo. Por ejemplo, el Informe Global sobre Biotecnología de 2005, de Ernst y Young, titulado, como sus antecesores, Beyond Borders, señala que la biotecnología está llegando “más allá de las frontera” porque “evoluciona, se reestructura y se recombinará rápidamente […]. Con la difusión de la biotecnología en el mundo entero, los grandes avances logrados en Asia […] las respuestas a los retos se están hallando en el nivel global, pues los obstáculos en una región se superan aprovechando las fortalezas y capacidades de otra parte del globo”. Con particular hincapié en la mejora de los regímenes reglamentarios y de propiedad intelectual en China e India, la visión de la Biópolis de Singapur y el hecho de que “desde Malasia hasta Michigan los gobiernos se encuentran desarrollando planes estratégicos con metas ambiciosas en materia de biotecnología”, señalan que “la industria global reunió la importante suma de 21,2 mil millones de dólares en 2004” para desarrollo de etapa temprana, pero ni siquiera esa cifra fue suficiente para satisfacer las necesidades de capital para etapas tempranas. Si bien los “ingresos del sector global de la biotecnología crecieron 17% en 2004 (54,6 mil millones de dólares)”, aparte de reunir 21,2 mil millones de dólares de capital aportados por inversores privados y otros actores del mercado de capitales, todavía registraba pérdidas netas de 5,3 mil millones de dólares y muchas empresas que procuraron reunir fondos en ofertas públicas iniciales de acciones no obtuvieron las valuaciones que buscaban y experimentaron caídas en el precio de sus acciones. Los tiempos que corren pueden “constituir un desafío”, como el informe señala en forma reiterada; causas no poco importantes son los desarrollos en materia de reglamentaciones y legislación en muchas regiones, por ejemplo, en los EEUU; los debates con respecto a la ética de la investigación con células madre; y la inclinación de ciertos legisladores clave a “escudriñar los acuerdos de investigación entre centros académicos, médicos y empresas biotecnológicas y farmacéuticas” y a cuestionar “potenciales conflictos de intereses”. En Europa, después de “soportar algunas tormentas peligrosísimas y recentrar sus recursos durante los últimos años” los mercados de capitales se están recuperando y la industria de la biotecnología está “doblando la esquina” y centrándose en llevar productos al mercado, a pesar de las preocupaciones continuas respecto a la carga reglamentaria, en particular, en lo vinculado con seguridad de los fármacos. El sector asiático de la biotecnología “sigue creciendo de manera agresiva” y “las empresas de biotecnología en la región incrementaron sus ingresos brutos en el 36% en 2004” si bien también esas firmas enfrentan “desafíos”, puesto que la inversión de empresas occidentales se ve obstaculizada por su preocupación respecto de la protección de la propiedad intelectual, y son, por consiguiente, los gobiernos y conglomerados industriales de otros sectores los que deben proporcionar el capital que, en Occidente, se reuniría de otros modos. No obstante, el atractivo y la promesa del biocapital mantienen su fuerza.

En efecto, sin importar qué “desafíos” se presenten, políticos de nivel nacional y local de países de todo el mundo siguen propiciando el crecimiento del sector biotecnológico y buscan encontrar un nicho en esta bioeconomía global. La estrategia Cape Cluster de Sudáfrica, por ejemplo, pone de relieve los “motores del nicho” que podrían impulsar oportunidades de mercado y voluntades políticas en relación con cinco factores clave: “la riqueza singular de Sudáfrica en materia de biodiversidad; la prevalencia de enfermedades inmerecidas que generan demanda local (sida, malaria, tuberculosis); poblaciones genéticas de características singulares, tanto de inmigrantes como de grupos africanos diversos aislados del resto de la población; entorno clínico sólido (en Sudáfrica tuvo lugar el primer trasplante de corazón); bajo costo de la investigación y desarrollo (I+D) y gestión de la propiedad intelectual a nivel del primer mundo”. Como la OCDE, que previó destinar dos millones de euros para su programa de desarrollo de un escenario orientado al futuro, los gobiernos de diversos países implementaron ejercicios de previsión y detección temprana para estar en condiciones de trazar un mapa del potencial de esta revolución industrial biotecnológica en la administración de la salud, la enfermedad y la vida, y formularon estrategias en los niveles internacional, nacional y local -financiación de las investigaciones, transferencia de tecnología, apoyo a empresas emergentes (start-ups) y empresas “semilla” (spin-offs), exenciones fiscales para la investigación y desarrollo, escasos obstáculos reglamentarios- para alentar el desarrollo de este sector de la economía.

Los circuitos trazados por estas economías contemporáneas de la vitalidad son, por tanto, conceptuales, comerciales, éticos y espaciales. Esos espacios abarcan lo atómico, lo molecular, lo celular, lo orgánico, los espacios donde se desarrolla la práctica (laboratorios, clínicas, consultorios, fábricas), las ciudades y sus economías (Shangai, Mumbai, Ciudad del Cabo), las naciones y sus marcos reglamentarios y estrategias económicas, y los espacios virtuales de internet que garantizan la disponibilidad inmediata, en cualquier lugar del mundo, de la totalidad de datos del genoma. Los circuitos se movilizan mediante una diversidad de relaciones. Laboratorios farmacéuticos radicados en América del Norte y Europa ponen a prueba sus drogas experimentales en África, Asia, Europa del Este y América Latina; los resultados retornan a la base y alimentan la producción de productos nuevos y lucrativos dirigidos al mercado del mundo desarrollado, que habrán de generar valor para los accionistas*. Las comunidades biosociales compuestas de personas afectadas que, según se cree, tienen un componente genético convocan a sus miembros dispersos por el mundo entero para que donen sangre y tejidos, los almacenen en bancos de tejidos y los ponen a disponibilidad de la investigación biomédica (Corrigan y Tutton, 2004; Taussig, 2005). Los genetistas en persona viajan por el mundo recolectando muestras de tejidos de familias afectadas por enfermedades para someterlas al análisis genómico. Investigadores europeos y estadounidenses, empleados, en muchos casos, de empresas biotecnológicas, viajan a zonas alejadas, extraen tejidos de sus poblaciones “aisladas” y las transportan de regreso a Europa o a los EEUU para analizarlos genómicamente e identificar posibles marcadores de susceptibilidad a enfermedades que podrían dar lugar a inventos patentables**. Así, la producción del conocimiento explotable de la vitalidad requiere, en la actualidad, de múltiples circuitos transnacionales para movilizar y asociar artefactos materiales, tejidos, líneas de células, reactivos, secuencias de ADN, técnicas, investigadores, financiamiento, producción y comercialización.

Los circuitos de la vitalidad no son en sí nuevos: basta con pensar, por ejemplo, en las prácticas de recolección “etnobotánica” de semillas y plantas, de larga data, o en el intercambio de material biológico y organismos modelo como moscas de la fruta, que ocuparon un lugar fundamental en la genética moderna (Balick y Cox, 1996; Kholer, 1994). Sin embargo, en la actualidad, se ha producido una suerte de “des-encastre”: la vitalidad se descompuso en una serie de objetos distintos y discretos, pasibles de ser estabilizados, congelados, guardados, almacenados, acumulados, intercambiados, negociados entre diferentes tiempos, espacios, órganos y especies, entre contextos y empresas diversos, al servicio de intereses bioeconómicos. Para algunos observadores, tal capitalización de la vitalidad humana es motivo de profunda preocupación. De manera inevitable, suscita interrogantes respecto de las fronteras de la vida y de esas entidades conflictivas -en particular, embriones y células madre-, cuya posición en los pares binarios vida/no vida, humano/no humano se encuentra sujeta a discusión. Al margen de esta cuestión que, por el momento, no profundizaré, el desarrollo de un mercado de tejidos humanos ha sido objeto de fuertes críticas por parte de numerosos observadores. Dorothy Nelkin, en uno de sus primeros análisis exhaustivos de ese mercado, sostuvo que las empresas de biotecnología reducen y descontextualizan el cuerpo, lo despojan de sus significados culturales y asociaciones personales, lo reducen a un objeto utilitario, tal como lo revela el hecho de que el lenguaje de la biociencia ha pasado a estar “permeado del lenguaje comercial de la oferta y la demanda. Las partes del cuerpo se extraen como minerales, se cosechan como cultivos, o se explotan como un recurso. El tejido se adquiere, un término utilizado más comúnmente en relación con tierras, bienes o prostitutas (Andrews y Nelkin, 2001:5). No queda claro, sin embargo, si el motivo de la crítica es el hecho de que esas prácticas hayan sido legitimizadas por medio del consentimiento informado y conformadas a los deseos y creencias de los pacientes y sujetos involucrados, si lo objetable es la intrusión del comercio en el mundo de la medicina, que, de otro modo, sería, aparentemente, benigno, si el problema radica en que los beneficios no los perciban las personas involucradas ni la comunidad sino el capital privado, o si la objeción tiene que ver con la mercantilizción de los elementos de la vitalidad humana.

Lo que sin duda queda claro, en cambio, es que la distinción clásica establecida en la filosofía moral entre lo que no es humano -poseíble, comerciable, mercantilizable- y lo que es humano -material no legítimo para tal mercantilización- ya no basta para resolver esta cuestión: En mi opinión, las tensiones entre la cada día más intensa ética somática de Occidente, que asigna un lugar central a la gestión de la propia salud y el propio cuerpo de conformidad con la autorrepresentación contemporánea, y las inequidades e injusticias de la infraestructura económica, tecnológica y biomédica, nacional e internacional, requerida para hacer posible tal ética somática son un rasgo constitutivo de la biopolítica contemporánea.


[…] 

… estamos presenciando el surgimiento de una ética nueva e innovadora: se trata de una ética de la ciudadanía biológica y la responsabilidad genética. Nuestra individualidad somática, corporal, neuroquímica se ha convertido en un ámbito de ejercicio de la elección, la prudencia y la responsabilidad; se encuentra abierta a la experimentación y la controversia. La vida ya no se concibe como un legado inalterable. La biología ha dejado de ser destino.


[…]



Hoy, la vocación política de las ciencias de la vida se encuentra vinculada a la creencia de que en la mayoría de los casos, tal vez en todos, una vez identificada y evaluada, la persona que se encuentra en riesgo biológico o que es susceptible de riesgo podrá ser tratada o transformada mediante la intervención médica en el nivel molecular. En este régimen, cada sesión de asesoramiento en genética, cada amniocentesis, cada receta de un antidepresivo se cimenta en la posibilidad, al menos, de un juicio respecto de la calidad relativa y comparativa de vida se seres humanos compuestos de modo diferente y de diferentes modos de ser humano. La técnica biomédica ha extendido la posibilidad de elección a la matriz misma de la existencia vital y, como resultado, nos enfrentamos con la ineludible tarea de deliberar acerca del valor de diferentes vidas humanas, con las controversias que entrañan esas decisiones, con los conflictos que plantea establecer quiénes han de tomarlas y quiénes no deberían hacerlo.


* Se refiere aquí a la externalización de los ensayos clínicos occidentales a otros países en vías desarrollo o subdesarrollados. Externalización que se produce por las necesidades de obtener rápidos rendimientos para el capital en un contexto de economía competitiva, entre otros factores. Rose alude a una serie de artículos publicados en el diario Washington Post en el año 2000, con el título común de “The Body Hunters”, que documentan ensayos clínicos llevados a cabo por farmacéuticas estadounidenses en países en desarrollo.


** Rose incluye aquí una nota donde referencia casos de mercantilización de muestras de tejido como negocio. Incluye el ejemplo de la empresa Autogen (empresa de investigación y desarrollo bioteconológica de Australia) que habría comprado la reserva genética tonganesa en su búsqueda de medicamentos para tratar la diabetes, la enfermedad cardiovascular, la hipertensión, el cáncer y las úlceras. La sangre se utilizaría para extraer ADN a partir del cual establecer pedigrís genéticos de integrantes de las familias como parte de la búsqueda de genes causantes de las enfermedades. En palabras del profesor Greg Collier, investigador de Autogen, “el gobierno tonganés se beneficiará con el pago de regalías si algo se logra, habrá más puestos de trabajo y la población recibirá cualquier droga que se obtenga a partir de la investigación de forma gratuita”.

lunes, 15 de febrero de 2016

Acerca del zika y soluciones biotecnológicas ofertadas

Dejo este artículo que ilustra cuáles son algunas de las soluciones que nos ofertan las empresas tecnológicas para combatir las nuevas epidemias que se presenten en el futuro. Epidemias que algunos están interesados en promocionar y difundir para conseguir beneficios a dichas empresas. Sin embargo, como afirma el artículo, antes que nada hay que analizar y confirmar, revisando otros factores que pueden influir o causar el desarrollo de estas enfermedades y sus consecuancias. Mucho se habla del futuro prometedor de esas soluciones biotecnológicas y poco de las consecuencias nocivas que puede traer para los ecosistemas...



Los datos en los que se basa la declaración de emergencia internacional por el virus zika son sorprendentes. No por los riesgos que la expansión que este virus implicaría, sino por la falta de evidencias para motivar tan grandilocuente declaración por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ante una enfermedad leve, con muy escasos indicios de conexión con dolencias más serias y sin pruebas científicas de ello. Para suplir estas ausencias, agrega que como el vector de la enfermedad –el mosquito Aedes aegypti– es también vector de dengue y chikungunya, se está atacando las tres.

Este contexto alarmista, enfocado en aspectos singulares –el "ataque" al vector, aislado de sus causas– favorece enfoques estrechos, erróneos e incluso peligrosos. Por ejemplo, la empresa Oxitec, que ha hecho controvertidos experimentos con mosquitos transgénicos, los promueve ahora como "solución" (en realidad como negocio) ante la expansión de zika, obviamente sin mencionar los riesgos que conlleva y que los mosquitos transgénicos podrían incluso empeorar la situación.

Oxitec ya realizó experimentos de liberación de mosquitos transgénicos en Islas Caymán, Malasia, Panamá y Brasil. Intentó hacerlo en Europa, que no lo permitió por razones de bioseguridad y estudios de impacto deficientes. Encontró regulaciones "flexibles" en Brasil, donde ha hecho experimentos en el noreste, aunque no pudo conseguir la autorización de Anvisa, autoridad sanitaria de ese país. Su técnica es producir Aedes aegypti transgénicos manipulados con un gen letal condicional, que no se expresa si se aplica el antibiótico tetraciclina, lo cual hacen durante la cría. Luego los liberan para cruzarse con mosquitos silvestres, que si no encuentran el antibiótico, producirían descendencia estéril.

Oxitec reporta una reducción de 80-90 por ciento de la población de mosquitos en las zonas de experimento. Pero según documentados informes de Edward Hammond, Red del Tercer Mundo y de GeneWatch, la realidad es muy distinta.

En un informe de 2015, GeneWatch explica que la disminución de mosquitos no está probada, porque los mosquitos silvestres se pueden haber sencillamente trasladado a zonas aledañas. Los resultados de Islas Caymán sugieren que la técnica es muy ineficaz, ya que usaron 2.8 millones de mosquitos por semana para combatir una población silvestre de 20 mil mosquitos y de todas maneras, aunque informaron una baja en la zona de liberación, hubo un aumento de la población de mosquitos en zonas vecinas. Pero además, aunque provisoriamente bajara la cantidad de mosquitos, no existe evidencia, en ninguna parte del mundo, de que los mosquitos transgénicos hayan reducido la incidencia de dengue ni otras enfermedades.

Por el contrario, una de las preocupaciones sobre los impactos de los mosquitos transgénicos, particularmente en zonas endémicas, es que la disminución temporal, pueda bajar la resistencia cruzada a varios serotipos del dengue que existe en esas poblaciones, favoreciendo el avance de formas más agresivas como dengue hemorrágico. Además, el desplazamiento de Aedes aegypti puede favorecer la expansión de trasmisores rivales, en el caso del dengue, del Aedes albopictus, que es más difícil de erradicar.

GeneWatch nombra también que Oxitec no ha presentado pruebas de que la proteína que expresan los mosquitos transgénicos, llamada tTA, no tenga efectos alergénicos o tóxicos en animales o humanos, pese a que ya se ha observado toxicidad y neurotoxicidad en ratones.

Desde 2015 Oxitec pasó a ser propiedad de Intrexon, empresa de biología sintética estadunidense, por lo que podría estar considerando el uso de tecnologías de biología sintética con mosquitos, más riesgosas, como el uso de conductores genéticos (gene drives) que podrían modificar toda una población de mosquitos en una o dos generaciones. Las consecuencias de modificar toda una especie tendría implicaciones imprevisibles, incluyendo impactos potenciales serios en el ecosistema y mutaciones en los agentes de las enfermedades. Ya existen experimentos confinados de modificación de insectos con esta técnica en universidades de Estados Unidos, lo que motivó una alerta de científicos sobre los altos riesgos de esta tecnología, incluso su potencial uso como arma biológica. (The Independent, 2/8/15) Sin embargo, en aguas de la "emergencia" por el zika, aumentan la propaganda y presiones para usar esta tecnología.

Son remiendos técnicos estrechos, concebidos más como negocio que para enfrentar realmente los problemas. Además de los impactos que conllevan, desvían la consideración de las causas y atrasan su atención real.

Según datos oficiales al 2/2/16, se han confirmado 404 casos de microcefalia en Brasil. Solamente 17 tenían el virus zika. Es apenas 4.2 por ciento de los casos confirmados y sólo muestra que el virus estaba presente, no que fuera causante de microcefalia, anomalía que tiene un amplio espectro de causas posibles, como exposición durante el embarazo a tóxicos, desnutrición y otras infecciones, todos factores de alta incidencia entre la población pobre del noreste, donde están 98 por ciento de los casos referidos.

La Asociación Brasileña de Salud Colectiva publicó una excelente nota técnica y carta abierta al pueblo, notando que el aumento de microcefalia se puede deber al uso de insecticidas y larvicidas que se colocan en el agua potable (¡!), cuya concentración aumentó en el noreste en el periodo en cuestión, debido al racionamiento de agua por sequías inesperadamente más intensas que lo normal. Exigen una consideración amplia de las causas de microcefalia, en una estrategia decidida con la gente, desde sus condiciones, que al contrario de esos enfoques técnicos de alto riesgo, es la única forma efectiva de enfrentar las epidemias.

Silvia Ribeiro. Investigadora del Grupo ETC